sábado, 20 de julio de 2013

La carga viral comunitaria no es un buen indicador de la capacidad de infección o la incidencia de VIH en la población

Un equipo de investigadores de EE UU ha efectuado un estudio crítico sobre el uso del concepto de “carga viral comunitaria” como indicador del éxito del tratamiento antirretroviral como prevención, especialmente como medida de la capacidad de infección promedio de las personas con VIH. Según estos autores, el concepto de carga viral comunitaria tiende a minusvalorar la proporción de personas con cargas virales elevadas y, además, su traducción en las tasas reales de nuevas infecciones (incidencia) depende, en gran medida, del número general de personas con VIH en la población (prevalencia).
Diversos estudios han empleado la carga viral comunitaria (a partir de los datos de carga viral de las clínicas) como medida del grado en el que los servicios de realización de pruebas del VIH y el uso del tratamiento afectan a la viremia media en la población con VIH. En diferentes ensayos se observó una relación estadística entre los descensos en la carga viral comunitaria y la reducción del número de nuevos diagnósticos del VIH. Este dato ha sido utilizado como prueba del éxito del uso de la terapia antirretroviral enla disminución de laincidencia del VIH dentro de la comunidad (un concepto conocido como “tratamiento como prevención”). No obstante, los autores de este trabajo ponen objeciones acerca del uso de lacarga viral comunitaria y ponen en duda su capacidad para predecir o hacer un seguimiento de los descensos de la incidencia.
El primer problema que señalan al respecto es que, a pesar de que algunos de los estudios que han utilizado el mencionado concepto de carga viral comunitaria han intentado incluir una estimación de laviremia en personas no diagnosticadas, la validez de dicha estimación depende de que la carga viral de las personas diagnosticadas esté relacionada en cierto grado con la carga viral en la comunidad.
Sin embargo, es posible que las personas no diagnosticadas, o las que sí lo han sido, pero no reciben atención médica, tengan unas características sociodemográficas muy diferentes de las que presentan las personas que sí cuentan con un diagnóstico de VIH, como ser más jóvenes, o existir una mayor proporción de mujeres o personas heterosexuales, y también pueden presentar diferencias en cuanto a su carga viral y recuento de CD4.
Al tener en cuenta las personas no diagnosticadas y las que no han seguido en atención, los autores calculan que la “verdadera” carga viral comunitaria en un entorno típico de EE UU puede ser hasta el doble que la determinada a partir de los resultados de pruebas en hospitales. Incluso en el mejor caso posible, en una ciudad como San Francisco donde las tasas de diagnóstico y de personas que no abandonan laatención médica son elevadas, se estima que la carga viral comunitaria podría estar infravalorada en un 15%.
Además, tampoco se está teniendo presente que los niveles más elevados de carga viral -en cualquier grupo de personas con VIH- se registran en las personas que acaban de adquirir el virus, que a su vez son de las que menos probabilidades tienen de recibir un diagnóstico. Así, los autores hacen referencia a un estudio africano que concluye que el 38% de las infecciones procedían de personas que acababan de contraer el VIH. Existen mecanismos para calcular el porcentaje aproximado de personas diagnosticadas con cargas virales altas, pero en general suelen tener unos márgenes de incertidumbre bastante amplios y el coste de detectar las infecciones por VIH en fase más aguda resultaría prohibitivo.
Por otro lado, la carga viral comunitaria por sí misma no tiene demasiado sentido a menos que se considere también la prevalencia del VIH. Si tenemos dos poblaciones donde, en un caso, el 5% de las personas tiene VIH y, en el otro, un 0,1%, aunque la carga viral comunitaria de las personas con VIH fuera lamisma, la posibilidad de encontrarse al azar con una persona con VIH con capacidad de infección sería 50 veces mayor en un caso que en otro. Por este motivo, resulta muy complicado reducir la tasa de nuevas infecciones (incidencia) en grupos de población donde existe una prevalencia muy elevada.
Incluso en poblaciones que presenten tasas relativamente bajas de personas que se encuentren en fase de infección aguda, el modo en que estén distribuidas las cargas virales puede suponer una gran diferencia en cuanto al número de transmisiones que se produzcan. Los autores ponen el ejemplo de dos grupos compuestos por diez personas. Cada grupo tiene un promedio de carga viral comunitaria de 10.000 copias/mL, pero en uno de los grupos todas las personas tienen un nivel de carga viral en torno a ese valor, mientras que en el otro, nueve personas tienen un nivel indetectable y la décima tiene una carga viral de 100.000 copias/mL. En este modelo propuesto, se observa que, en el primer grupo, aunque el patrón de conductas de riesgo (quién adopta riesgos y quién adopta conductas sexuales más seguras) puede variar, no se producirán muchas diferencias en la “capacidad de infección” general del grupo. Con todo, en el segundo conjunto de personas, la “capacidad de infección” general depende, en gran medida, de si lapersona que posee una carga viral elevada adopta conductas de riesgo o tiende a practicar relaciones sexuales seguras.
Por último, los autores destacan que es imposible atribuir con certeza un cambio en un grupo (incidencia del VIH) a los cambios en los componentes de ese grupo (reducciones en la carga viral).
Por poner un ejemplo: en uno de los estudios realizados en la Columbia Británica se apreció una sólida correlación entre el descenso de diagnósticos en personas usuarias de drogas inyectables y la proporción de ellas que estaban en tratamiento (lo que se traduce, consecuentemente, en una menor carga viral comunitaria en este grupo). Sin embargo, tal y como señalan los autores, las mejoras en el acceso a laterapia antirretroviral podrían acompañarse por una mejora en el acceso a programas de materiales de inyección y metadona. O la relación podría ser menos directa: la mejora en el acceso a antirretrovirales podría también permitir poner a las personas en contacto con otros servicios de apoyo que les permitan manejar sus comportamientos de riesgo. La carga viral y las infecciones por VIH pueden no estar relacionadas de forma directa, pero ambas podrían depender de un tercer factor, por lo que un aumento enla proporción de personas en tratamiento (factor A) y una reducción del comportamiento de riesgo (factor B) podrían deberse a un proceso de envejecimiento de una población que sería más propensa a recibir atención médica y a mantener menos relaciones sexuales ocasionales.
Por último, los autores recomiendan que, en lugar de utilizar la carga viral media en una población, una mejor herramienta para predecir la incidencia del VIH en los modelos matemáticos sería emplear laproporción de personas en la población completa que tienen cargas virales por encima del límite de detección, o por encima de un umbral determinado, como por ejemplo, 1.000 copias/mL. Con esto, se tendría en cuenta la prevalencia del VIH y, además, como pocas personas de las que no reciben atención médica tendrán cargas virales bajas, sería casi un marcador subrogado de la proporción de personas que reciben atención y del nivel de retención en el cuidado médico. En cualquier caso, sigue dependiendo de unas estimaciones precisas de la proporción de personas que no están diagnosticadas.
Fuente: Aidsmap.
Referencia: Miller WC, Powers KA, Smith MK and Cohen MS. Community viral load as a measure for assessment of HIV treatment as prevention. 
The Lancet Infectious Diseases. 2013; 13: 459-464.

http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/10-06-13?# 


viernes, 19 de julio de 2013

Afirman que la epidemia del VIH tiende a feminizarse a nivel mundial

De un total de 16 mil nuevas infecciones de VIH que se registran diariamente a nivel mundial, la mitad se da en mujeres, advierte el rector del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Jaime Andrade Villanueva.
Esto se debe a que la mayor proporción de las pacientes mujeres son de los continentes de África y Asia, en donde la mayoría de la población son féminas.
Aún con esta tendencia global, en México no pasa lo mismo porque la población es mayoritariamente masculina.
"Aquí en nuestro medio se mantiene, pero a nivel global, la epidemia tiende a feminizarse, o sea, si lo vemos en el contexto de las 16 mil nuevas infecciones que ocurren, existe un 50 por ciento y 50 por ciento entre hombres y mujeres".
El próximo 3 de junio, la Unidad de VIH del Antiguo Hospital Civil "Fray Antonio Alcalde" cumple 20 años de brindar servicios a personas afectadas con el virus.

En la clínica se tiene una relación de seis pacientes hombres por una mujer, de acuerdo con Andrade Villanueva, quien durante muchos años fue el director de laUnidad de VIH del Hospital Civil.

En las últimas dos décadas, la unidad ha brindado atención a 53 niños, y la tendencia en este grupo poblacional ha ido en disminución por la implementación de un programa Salva a un niño del SIDA.

En total, desde el tres de junio de 1993, en la clínica se han atendido a cuatro mil 500 pacientes, y actualmente se tiene a dos mil 100 en control, con 400 casos nuevos al año, aproximadamente.

La mayoría de los pacientes que se atienden en la clínica tienen entre 24 y 34 años de edad, aunque también hay pacientes, incluso de la tercera edad.

"Puede existir cierta movilidad porque algunos pacientes cambian de residencia, entonces, disminuye el número de casos, pero semanalmente estamos recibiendo ocho nuevos casos que no se conocían, o que incluso vienen de otros estados o perdieron seguridad social".

En cuanto a la mortalidad, el médico refiere que el VIH/SIDA es una enfermedad controlable, y a partir de 2000 se comenzó a disminuir el número de muertes en México, por el hecho de contar con la cobertura de medicamentos antirretrovirales para el 100 por ciento de los pacientes.

EL INFORMADOR / THAMARA VILLASEÑOR


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Publicado por Asociación por La Vida para ASOVIDA el 6/05/2013 12:52:00 p.m.

ADULTOS MAYORES CONOCEN DEL VIH/SIDA PERO RECLAMAN MAS PREVENCION Y EDUCACION

La Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar Arnulfo Romero” con el aval del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), específicamente el Programa Nacional de VIH / SIDA (PNS) emprendió el proyecto denominado “Adulto Mayor y VIH/SIDA” con la finalidad de “Contribuir a la comprensión y percepción del VIH/SIDA e ITS en el marco dela Guía Nacional para la Prevención desde la generación de espacios de paz e intercambio que permitan consolidar la Cultura de la Prevención en  los Adultos Mayores en el Municipio Libertador y Campo Elías (Ejido) del Estado Mérida”.
En este sentido, se planteó la necesidad de indagar sobre los conocimientos y percepciones que manejan tanto los adultos mayores, como las/los servidores públicos/privados que atienden a la población mayor en torno al VIH/SIDA. Esto, como estrategia diagnóstica y de identificación de prioridades a abordar posteriormente en los procesos de formación y nivelación planteados en el proyecto, además de insumo para la elaboración de la Guía de Facilitación para el Trabajo con Adultos Mayores y VIH/SIDA en el marco de los preceptos de la Guía Nacional para la Prevención del VIH, SIDA e ITS como herramienta de acción, señalo la consultora del proyecto, la criminóloga Nathalie Carrillo.
Según el estudio aplicado desde abril hasta mayo del presente año, tanto adultas/adultos como servidoras/servidores manejan adecuadamente el término VIH. Para ambos, en su mayoría, el VIH es un virus con un 87,9% y 50,5% respectivamente.
No obstante, cuando se les preguntó sobre el SIDA ambos grupos de encuestados se inclinaron por la opción enfermedad con un 57,4% las/los adultos mayores y 72,7% las/los servidores. Sólo el 6,9% de las/los adultos mayores y 15,2% de las/los servidores definieron SIDA como síndrome.
Respecto a que si VIH y SIDA son lo mismo, las/los adultos mayores respondieron que sí en un 51,5% y no en un 45,5%. Las/los servidores públicos dijeron que no en un 87,9% y sí en un 6,1%. El porqué de las respuestas afirmativas, encontraron consenso al justificar que el VIH es un virus y SIDA es laenfermedad.
Por otra parte, nos indica que la mayoría de las/los adultos mayores conocen que las personas de la tercera edad tienen riesgo de infectarse por VIH (71,3%) y las/los servidores también (78,8%). Entre las causas indicadas, en las cuales hubo coincidencia se encuentran porque les da a todos, son activos sexuales y no se protegen durante sus relaciones sexuales.
Sin embargo, desconocen la existencia de casos de adultas/adultos mayores positivos tanto a nivel nacional como en el estado e instituciones encuestadas. Esto aplica tanto para las/los servidores como para las/los adultos mayores.
Los resultados indicaron manejo adecuado de información general sobre VIH/SIDA por parte de adultas/adultos mayores y servidoras/servidores. Específicamente en lo relativo al término VIH y acciones de riesgo – no riesgo, mecanismos para su detección y calidad de vida bajo tratamiento de las personas VIH positivas.
Aun cuando se reconoce la vulnerabilidad de la adulta/adulto mayor de infectarse, no se manifiesta preocupación al respecto y esto se aprecia en el no uso de preservativo por parte de las/los adultos mayores. Sumado al desconocimiento de las/los servidores de cifras de adultas/adultos mayores VIH positivos, lo cual incide en la ausencia de orientación hacia las personas dela tercera edad y que resulta incongruente con las afirmaciones realizadas por tales servidores/servidoras sobre el derecho a lasalud y a la vida. Para mayor información de este estudio, comunicarse a asesoriaenpositivo@gmail.com